Nidavellir

Diseñado por Serge Laget e ilustrado por Jean-Marie Minguez. De dos a cinco jugadores. Publicado por GRRR Games. Editado en español por Maldito Games.

Tráiganme al Enano

Mi aproximación a este juego fue cautelosa, y es porque estamos ante otros de esos casos en los cuales la desconexión entre presentación y tipo de juego conspiran para que sea succionado por un vacío. Por un lado tenemos la clásica portada de juego fantástico con un guerrero enano genérico que contempla la amenaza en el horizonte de un dragón más genérico aún. Gran cantidad de jugadores casuales que buscan entretenimiento ameno y ligero en reglas dirán “el que sigue!” Por otro lado, esos amantes de la fantasía, las miniaturas y los combates épicos se están palmeando la frente al abrir la caja y encontrarse con un montón de monedas de distintas denominaciones, unos peculiares tableros y un gran número de cartas con dibujos y sin texto alguno. Estamos ante un juego donde el ganador se decidirá por la cantidad de puntos que obtenga al juntar distintos tipos de cartas. Pero no te desalientes. Esta reseña que te traigo hoy es de esas que se sienten como un servicio a la comunidad, ya que sin duda dejar pasar Nidavellier por su aspecto o incluso por una descripción sucinta podría ser un gran error.

Una Curiosa Producción

En algunos aspectos, la apariencia de Nidavellir es poco convencional. Antes que nada vale resaltar que estamos básicamente ante un juego de cartas y contiene un prominente mazo. con ilustraciones a carbonilla de valientes y rudos enanos. Luego de ahí es donde la cosa se pone más rara. Montaremos una especie de estrado donde, al comienzo de la partida, colocaremos el segundo componente de peso del juego que son unas monedas de cartón de gran tamaño y distintas denominaciones entre cinco y veinticinco. Acompañando tenemos tres pequeños tableros que van en el centro de la mesa y un tablero personal para cada jugador. Como frutilla de la torta hay unos atriles que sirven para colocar ciertas cartas en una suerte de exposición. Sin duda que hay material acá que a priori parece superfluo. Muchos juegos agregan cosas absolutamente innecesarias para dar mayor presencia, pero luego de jugar te das cuenta que en este caso, si bien no voy a decir que es imprescindible, si aportan a la jugabilidad.

Mitos Nórdicos

A todo esto no hice mención a la temática de Nidavellir. Voy a dedicarle algunas palabras por el esmero que hubo en agregar sabor en el reglamento con biografías detalladas de sus personajes, pero no se esperen nada original ni muy conectado al funcionamiento. Nidavellir, según el mito, es el nombre de uno de los nueve mundos descritos en los mitos nórdicos donde viven los enanos. Estas antiguas leyendas sentaron las bases de los escritos de Tolkien y por eso no es de extrañar la similitudes entre los personajes que encontraremos acá y los narrados en El Señor de los Anillos o El Hobbit. El parecido no termina ahí, ya que la historia acá trata sobre enfrentar al maligno dragón Fafnir que despertó después de siglos con intención de arrasar el reino. Con el peligro al acecho, el rey le encomienda a los jugadores la tarea de reunir un poderoso ejército para hacer frente a tal amenaza. Uno se pregunta por qué no armar un único ejército grande en vez de varios pequeños pero antes, de que te rasques la cabeza te voy a pinchar el globo. El juego no tiene batallas, ni dragones. Este épico cuento sirve como punto de partida para un sutil, divertido y ameno juego de juntar enanos para ganar puntos.

De Bar en Bar

Vamos al meollo del asunto. Durante cada ronda del juego se roban cartas del mazo central que contiene enanos que pueden pertenecer a cinco gremios diferentes representados con colores y se colocan a medida que salen en los tres tableros centrales que representan tabernas donde vas a reclutar a tu ejército. Siempre hay tres tabernas pero el número de cartas es variable dependiendo la cantidad de jugadores. Cada jugador comienza la partida con cinco monedas de valores 5, 4, 3, 2 y 0. Con las cartas vistas vas a asignar una moneda boca abajo a cada taberna representada en tu tablero personal y te sobrarán dos monedas que van en unas muescas en la parte inferior. Luego se revela la primera moneda asignada a la primera taberna. El que haya colocado la moneda más alta tendrá derecho a elegir primero y así se continúa hasta que todos tengan un enano de esa taberna. Esto no pretende ser una guía de como jugar así que no voy a entrar en detalles, pero te cuento que hay un elegante y sencillo sistema para resolver empates. Este procedimiento se repite en cada taberna y luego de completado, se recuperan las monedas, se reparten nuevas cartas y de vuelta a empezar. A todo esto te estarás preguntando qué sentido tiene tener una moneda de valor 0, cuando son tres tabernas y cinco monedas. Bueno, allí radica el aspecto más original del juego. Si en alguna de las tres tabernas asignaste tu moneda sin valor, lo más seguro es que te lleves la carta que nadie más quería. Como recompensa por tal sacrificio vas a mostrar las dos monedas sobrantes, sumar sus valores y obtener una nueva moneda igual a ese resultado. La idea es que en todo momento vas a tener cinco monedas, ya que las más grande de esa dos se descarta, pero así, vas mejorando tus posibilidades. Esto no solo es muy útil a la hora de reclutar, sino también para el puntaje final considerando que las monedas se suman.  

Gremios

¿Por qué serían más útiles algunos enanos que otros te estarás preguntando? ¿Cuál es la gracia de elegir primero en las tabernas? Hay cinco gremios de enanos. Cada uno de ellos, además de un color que los distingue en un banderín al costado superior izquierdo llamado rango, te dará puntos de diferente manera. Los verdes y violetas, cazadores y herreros si preferís, darán puntos basados en la cantidad de rangos que acumules de cada uno, según las tablas que están en tu tablero personal. Los rojos, o guerreros, tienen valores en sus rangos y su puntaje será la suma total, más el valor de tu moneda de mayor valor al final del juego,pero solo si sos el que más rangos rojos tiene. Los mineros de color naranja son bastante particualres. En sus rangos pueden haber valores que oscilan entre 0 y 2. Al final del juego se multiplica la cantidad de rangos por la suma total de los valores y ese es el puntaje. Cerramos con los exploradores, de color celeste, que simplemente suman todos los valores de sus rangos. A primera vista parece que cuanto más puedas acumular de un mismo tipo de enano es mejor, pero hay un giro, Cada vez que completas un set completo de rangos con los cinco colores tienes acceso a una carta especial de enano: Los Héroes. Estos personajes pueden ser cartas especiales de cada gremio que aportan más rangos o valores más altos para la suma final, pero también hay un gran repertorio de héroes especiales que dan diversas ventajas durante el juego, como la capacidad de apostar luego que el resto de los jugadores o un comid que se puede aplicar a cualquier gremio dando mayor flexibilidad. Además de estas cartas especiales hay un bonus a mitad del juego. Las cartas de enano están divididas en dos eras. Al terminar el mazo de la primera era se revisa a ver quien tiene la mayoría en cada color y se gana un suculento bonus que puede dar ventajas durante el resto de la partida o puntos adicionales al final.

Escalabilidad

Antes de pasar a mis conclusiones quería hacer una aclaración importante. A pesar de que el juego parece funcionar mejor a más jugadores, les cuento que para mi sorpresa juega muy bien aun a dos. Lo que pierde en emoción en la parte de subasta lo gana en las posibilidades estratégicas que brinda acceder a un mayor número de cartas por partido y por ende a más héroes y combinaciones únicas.

¿Lo compro o no?

Tengo que admitir que me cuesta encontrar la razón por la que este juego resulta tan fascinante. Si bien el sistema de mejora de monedas es ingenioso, siendo francos no hay nada particularmente innovador en el funcionamiento de este juego. Subastas y armado de colecciones están presentes desde hace mucho tiempo. Te puedo asegurar sin embargo que Nidavellir es mucho más que la suma de sus partes. Por un lado es lo suficientemente simple para explicarlo y jugar un partido como mucho en 45 minutos. Por otro lado, el abanico de posibilidades que ofrecen los héroes y las distintas formas de puntuar de cada gremio te dan ganas de explorar montones de caminos posibles para alcanzar la victoria.  La competencia en las subastas es feroz pero amistosa y siempre hay que tener un ojo en lo que hace el resto de los jugadores. Muchas veces será necesario tomar una carta que no te resulte tan útil con tal de no dar ventaja al rival. Aun así, es imposible saber a ciencia cierta quién está ganando, ya que los puntajes son muy elevados y es muy difícil sacar las cuentas durante el transcurso del partido. Muchas veces parece que los juegos más complejos, grandilocuentes y novedosos siempre son los que se llevan las palmas y reconocimiento de los expertos. Nidavellir llega para mostrar que no es necesaria una gran producción, la última novedad y un presupuesto abultado. Al fin y al cabo lo que importa es la diversión. Por favor no te quedes sin probarlo, es el mejor juego que probé en lo que va de este año.

El juego del año?

Publicado por Ludocracia

Club y espacio cultural dedicado a la difusión de un gran hobby para estos tiempos que corren: El juego de mesa

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